El estres y los problemas en la relacion de pareja
El estrés y los problemas
en la relación de pareja.
Aprendamos a resolverlos para tener una mejor relación y una mejor calidad de vida.
Cómo resolver los problemas de pareja
y sanar las heridas.
El respeto y la aceptación:
los enemigos del conflicto.
“Amar no es mirarse el uno al otro; es mirar juntos en la misma dirección”.
¿Conoces alguna pareja que nunca tenga problemas o estrés?
No existe.
Vivir en pareja, siempre causa estrés y conflictos importantes.
Lo importante es el efecto que tienen y la manera de manejarlos
Tenerles miedo o negarlos, los ayuda a crecer.
Necesitamos verlos y aceptarlos para solucionarlos.
Muchos pueden ser evitados y otros pueden ser resueltos.
Para evitarlos o resolverlos, necesitamos observar y analizar lo que sucede en nuestra relación.
Una relación es más que la unión de dos personas.
Es un intento de entretejer características, valores y expectativas, algunas similares y otras muy opuestas, para poder convivir y crecer juntos.
Las diferencias no son negativas.
Cuando las aceptamos, respetamos y aprendemos a manejarlas, nos enriquecen y fortalecen. Nos complementan y nos permiten apoyarnos y aprender de nuestra pareja.
La relación crece, se fortalece y vivimos mejor.
Cuando negamos y atacamos las diferencias, la relación se debilita o termina.
Nos causa enojo, dolor e infelicidad.
Las dificultades son inevitables, pero la solución existe.
Está en nuestras manos mejorar nuestra relación.
Podemos evitar que una crisis se convierta en el final de la relación.
La mayoría de los problemas de pareja, se originan por el mal manejo de los siguientes elementos:
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La comunicación.
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Los límites.
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La Intimidad.
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El Poder.
El Dinero.
Existen dos creencias básicas que crean conflictos en la pareja.
Si mi pareja me ama:
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Va a ser y actuar como yo quiero (porque eso es lo mejor para los dos).
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No vamos a tener problemas de comunicación (porque nuestro amor va a resolver todas las dificultades)
Estas creencias son erróneas, porque hay muchas cosas que hacemos y que lastiman a nuestra pareja o que provocan problemas y que no están relacionadas con la falta de amor.
Pueden estar provocadas por falta de habilidades, mitos y creencias equivocadas, problemas personales, etc.
Pero quién está convencido de estas creencias, ve las diferencias y los problemas como falta de amor.
Recuerda que cada persona viene de familias diferentes, con costumbres distintas, en donde un mismo gesto o conducta puede significar diferentes cosas.
Veamos el siguiente ejemplo:
Martha viene de una familia en donde se considera que la mujer tiene los mismos derechos que el hombre.
Le enseñaron a luchar por lo que quiere.
Aprendió de sus padres que cuando la mujer no está de acuerdo con su pareja, no tiene que aceptar sus deseos.
Lo hablan, lo negocian y si es necesario lo discuten.
En la familia de Enrique, el papá es el que decide todo.
La mamá siempre acepta sus decisiones.
El es una persona autoritaria y ella sumisa.
Enrique ha visto esto toda su vida y cree que es lo normal.
Enrique y Martha se van a casar.
¿Qué crees que espera Enrique de su mujer?
Y ¿cómo crees que va a actuar Martha ante la conducta y expectativas de su pareja?
La conducta de uno va a ser mal interpretada por el otro, provocando molestia o enojo en los dos.
Por mucho que se quieran, si no hablan sobre lo que cada uno espera del otro, si no tratan de entender y aceptar sus diferencias y establecer nuevas "reglas" para ellos, el matrimonio no va a funcionar.
Y no tiene nada que ver con el amor.
Esta misma situación se da entre amigos, socios que comparten un interés común o cualquier relación cercana.
El problema básico, como pareja, es la falta de comunicación.
En lo personal, cada uno tiene que tomar consciencia de su forma de pensar, de sus sentimientos, la forma de expresarlos, sus expectativas, creencias personales, etc.
Tiene que reconocerlos y responsabilizarse de ellos, para no culpar a la pareja de aspectos personales.
Pero en cuanto a las expectativas de la relación y las molestias provocadas por dicha relación o por la conducta de la pareja, la única forma de resolverlas, es hablándolo.
La relación de pareja es una relación de dos.
Hay aspectos que no se comparten con nadie más.
En algunas ocasiones, compartimos una parte de esa relación con ciertas personas: amigos, hijos o familiares.
Para que cualquier relación funcione es importante que existan límites claros.
¿Tienes definido hasta donde, cuando y quienes pueden intervenir en tu relación?
¿Lo has hablado con tu pareja o cada uno de ustedes da por hecho que el otro piensa igual?
¿Hablas con tu pareja sobre lo que sí se permite entre ustedes y lo que no se acepta?
¿Lo que comparten con los demás y lo que sólo es entre ustedes dos?
¿Tienes claro cuanto tiempo es sólo para tu pareja y cuanto es para los demás o para otras actividades, incluyendo a los hijos y al trabajo?
Una relación de pareja está compuesta por dos personas y son esas dos personas quienes deciden qué límites poner, cuando hacerlo y con quién.
Los límites favorecen el respeto y la unión entre los miembros de la pareja. No los descuides.
Si no ponen límites claros, por no lastimar a la familia o amigos, están dañando la relación de pareja.
Cuando no hay límites, la intimidad se afecta y se crea un gran resentimiento hacia la pareja o hacia los demás.
La intimidad se refiere a una relación basada en el apoyo físico y emocional, la confianza y la libertad que comparten dos personas y que da como resultado una conexión especial.
Es lo que nos permite compartir nuestros pensamientos, sentimientos, sueños, etc., sin temor a que la otra persona utilice esa información para causarnos dolor o malestar.
Mientras mayor la intimidad y el espeta, mayor probabilidad de unión y bienestar en la pareja.
¿Qué tan cerca, física y emocionalmente te sientes de tu pareja?
¿Te gusta estar con ella, ustedes solos o lo evitas, buscando siempre la compañía de otras personas?
¿Cómo te sientes cuando están ustedes dos solos?
Es normal que la distancia entre las parejas varíe.
La intimidad aumenta y disminuye, de acuerdo a las diferentes situaciones por las que atraviesa la relación.
Los cambios personales también hacen que la distancia se modifique constantemente.
A veces es mayor, a veces menor.
Esto es normal.
¿Pero qué sucede cuando preferimos estar siempre rodeados de otras personas?
¿Cuándo nos sentimos incómodos o molestos si sólo estamos nosotros dos?
Cuando esto se da, es el momento de prestar atención.
Algo está sucediendo en nuestra relación.
¿Te sientes cómodo y seguro cuando compartes con tu pareja tu mundo personal?
¿Tus pensamientos, sentimientos, valores personales, defectos y temores?
¿Sabes que van a ser escuchados y respetados, aunque piensen de manera diferente?
Recuerda que cada persona tiene un concepto distinto de intimidad y que no todos tenemos las mismas necesidades.
Hay quien disfruta o necesita de mucha intimidad y hay quién, por diferentes motivos, le tiene miedo, se angustia ante ella o necesita de un mayor espacio personal.
Cuando nunca hay distancia, se crea dependencia.
Cuando la distancia es excesiva, cada uno acaba haciendo su vida por separado.
La intimidad puede perderse por:
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Falta de respeto.
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Mal manejo de las emociones. Las propias y las de la pareja.
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La rutina.
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Los problemas.
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La falta de límites.
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Revisa tu relación de pareja.
¿Hay confianza y respeto en ambos?
¿Les gusta estar juntos?
¿Se apoyan mutuamente?
¿Se dan libertad personal, física y emocional?
Observa tu relación y platícalo con tu pareja.
Uno de los aspectos más destructivos en una relación de pareja es el manejo inadecuado del poder.
Es la lucha por ver quién manda y quien obedece, quien decide y quién acepta.
¿Cómo toman ustedes las decisiones?
¿Analizan lo que sucede y ambos dan sus puntos de vista y expresan sus deseos?
O quizás ¿se han dividido y uno decide sobre el dinero y otro sobre los hijos, pero con la libertad de que ambos puedan opinar?
Cualquier aspecto relacionado con la pareja, puede causar conflictos de poder:
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la educación de los hijos,
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el dinero,
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la sexualidad,
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el manejo del tiempo libre,
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los amigos,
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la familia política,
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la decoración de la casa,
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la dependencia e independencia de cada uno de los miembros de la pareja,etc.
y cualquiera puede ser usado, como arma para lastimar o vencer al otro.
La necesidad de ser el fuerte y poderosa en la relación tiene que ver con la educación recibida y con problemas de autoestima.
Lo mismo sucede con una actitud muy sumisa y extremadamente tolerante.
El dinero puede causar problemas por diferentes motivos.
¿Quién lo gana y cómo lo manejan?
¿De quién es el dinero?
¿Quién decide cuanto se va a gastar y en que cosas?
¿Qué hacen cuando no alcanza?
El dinero se utiliza como elemento de poder.
Para establecer quién domina la relación, ya que es un elemento necesario para cubrir las necesidades y muchas de las actividades de la pareja y de la familia.
También puede ser utilizado para desquitar el coraje o "vengarse" de la pareja.
Generalmente las parejas discuten por problemas de dinero, pero no hablan sobre las causas personales o de la relación, que se reflejan en los conflictos económicos.
Muchos de los problemas sexuales surgen como resultado de:
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una mala comunicación,
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se usa la sexualidad para dominar o para desquitarse,
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información o creencias equivocadas,
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problemas personales, que se manifiestan en la conducta sexual.
¿Disfrutas de la sexualidad con tu pareja?
¿Si algo te molesta o te preocupa, pueden hablarlo con comodidad?
¿Pueden separar la sexualidad de los problemas en otras áreas de la relación?
No permitas que otras situaciones o sentimientos negativos interfieran en el área de la sexualidad.
Dale el tiempo y atención necesaria.
Si necesitan ayuda busquen a un profesional.
No busquen concejos o información de personas que no son expertos en sexualidad.
Ya que es un tema lleno de información equivocada y de muchos mitos.
No dejen que el problema crezca, porque puede afectar otras áreas de la relación.
¿Que Haces?
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